16 mayo 2013

El Psiquiatra - Cap.3-4


Me levanté de la silla del escritorio y me dirigí a la ventana, donde todavía golpeaban con furia las gotas de lluvia.

Pensaba para mí, que también todo aquello de su hermana podía ser una invención suya. No era inusual el los pacientes buscar un “alias” un avatar a quien atribuir sus males, dolencias o preocupaciones, para evitar desnudar su alma y mente ante un desconocido, su psiquiatra. Pero la experiencia me decía que aunque así fuese, en pocas sesiones, los pacientes acaban reconociendo su pretendido engaño y admitiendo que ellos son propiamente los pacientes.
También es una forma habitual de una primera toma de contacto con un psiquiatra. Ésta aporta al paciente la tranquilidad de poder renunciar mas fácilmente al seguimiento del tratamiento en caso de que no le guste él médico, argumentando que el pretendido paciente no ha podido se persuadido para su visita.
O me estaba diciendo la verdad y realmente tenía una hermana gemela, así que porqué no seguirle la corriente no?.
Y girándome de nuevo hacia ella pero desde la ventana y proyectando con la luz de la calle mi figura sobre la pared del fondo como sombra chinesca,  - le dije –
- Por los desplazamientos no hay problemas por mi parte Adela, pero me gustaría que me concretase un poco más, cual es la sintomatología de su hermana o que problema tiene o cree tener.
- La psiquiatría es una rama de la medicina, compleja, y que a menudo convive con el entorno. A ver si me explico mejor, con un ejemplo; - en un enfermo de agorafobia, que es tener miedo a salir de sitios cerrados, el hecho se salir del domicilio es parte del tratamiento, aunque en los estadios iniciales del mismo es “obligado” la visita a domicilio -  por eso necesito un poco mas de concreción.
Y entonces dirigí la mirada directamente a ella para observar sus reacciones iluminadas por la luz de la lámpara flexo del escritorio que la iluminaba como centro de atención de la habitación…………


Las gotas de lluvia golpeando el cristal era el único sonido que acompañaba al silencio que se había creado entre los dos.



Quería mirarle a los ojos pero no podía, había algo en él que me hechizaba. Antes de ir a verle, sabía casi perfectamente como era. Vicente me hablaba constantemente de él, así que era como sí realmente lo conociera. Pero su presencia me turbaba. Evitaba mirarle a sus infinitos y profundos ojos azules. Sabía que su piel era fina y de color tostado, pero tostado por el sol. Me imaginaba infinitas veces su atractivo y mentalmente me preparé para no pensar en él como hombre, sino como lo que realmente venía a buscar. Me esforzaba en recordarme que era el psiquiatra que podía ayudar a mi hermana Malena. 
La ausencia de arrugas en la cara, hacían pensar en él como un hombre joven, pero su marcada escasez de su pelo y el color grisáceo le delataban como un madurito muy bien conservado y muy interesante...
Su tono dulce erizaba mi piel y mintiéndole del porque de mi reacción le dije:

- Perdone Doctor Ventura, pero el agua me ha calado, aun estoy un poco destemplada.

Suspiré y armándome de valor recordándome a lo que había venido le contesté pero no para saciar su curiosidad.

- Para usted sería fácil o sería un error que yo le dijera un diagnóstico, por qué ya iría con una predisposición, ¿no cree?

 Estaba cansada de recorrer visitas de psiquiatras sin éxito y sí algo había aprendido en este tiempo era a no hacer su papel, y a no confiar en ellos. 

Vestía una camisa malva de manga larga, sin corbata y un pantalón gris de corte chino, que le daban un aire diferente... Realmente y definitivamente el Doctor Ventura era diferente.

Una mueca de media sonrisa se dibujó en su cara cuando escuchó mis palabras y seguramente mis gestos y mi cuerpo se tensó inconscientemente. Su rostro no se endureció, no se puso en alerte frente a mí. Entonces comprendí que me entendía. Seguía en silencio, esperando mi reacción o simplemente esperando algunas palabras más de mí.

- Tan solo le diré que desde que mi hermana Malena tuvo una mala, muy mala experiencia con un colega suyo, bueno por decirlo de alguna manera, ahora se ha encerrado mucho más y no quiere a ningún médico. En cuanto se lo nombras se pone nerviosa, histérica y comienza a gritar. Al principio llevaba una vida más o menos normal pero a raíz de ese incidente... se ha negado a salir de casa y a tener contacto con el exterior. Con los amigos y en su casa, se siente segura y a veces hasta parece una persona normal... pero solo es fachada. Por eso le propuse venir a casa, presentarlo como un amigo más, que viene a compartir una velada y cuando ella le admita entonces ya pensaremos algo no?. Entonces, ¿acepta o no?. …



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